Earl Grey con pétalos de rosa, Chai negro y Chai verde de Inti Zen

Bob Dylan tomando té



Estos últimos meses no estuve tomando tanto té. Solía tomar una taza de desayuno y una antes de dormir, además de múltiples tazas durante el día. Pero últimamente me estoy alejando de esa costumbre, me dan más ganas de desayunar café con leche y no tomar nada antes de dormir. Incluso en el trabajo suelo tomar más mate que otra cosa. 

Pero tuve un problema: tanto mate me está empezando a hacer mal. Mi gusto por la yerba fuerte y mi tendencia hacia no comer nada causó estragos en un estómago que siempre caractericé como resistente. Se ve que el tecito, casi karmáticamente, me mandó esa maldición para recuperar su lugar como mi infusión predilecta.

Debo decir que estoy en una etapa experimental, abriéndome más hacia nuevas variedades y sabores: agarrándole más gusto al té de jengibre, dándole más lugar a variedades de té más suaves y perfumados que el té negro común y las múltiples formas que puede adoptar. Ante la imposibilidad de preparar té en hebras durante la jornada laboral, opté por probar la caja de 8 opciones en saquito de Inti Zen, que es una de las marcas que considero más respetables y variadas. Esta es la primera entrega de una serie de tres reseñas que van a ir desde lo más convencional y cercano a mi gusto, hacia lo más experimental y aventurado, de los clásicos Earl Grey y Chai a tés que no suelen ser de mi agrado, como el de vainilla o dulce de leche. 

El Earl Grey no necesita mayor introducción: es un té negro suave perfumado con la fruta cítrica de nombre hilarante bergamota, de los favoritos a nivel mundial (y de mis favoritos personales), reiteradamente reseñado en este blog. Lo novedoso de la versión de Inti Zen es que viene saborizado y perfumado con pétalos de rosa, un aroma fuerte y dulzón que le sienta muy bien y no se aleja demasiado de la esencia original del Earl Grey. Me gustaría probar una versión en hebras de este blend novedoso y acertado.

En cuanto a las dos versiones del Chai, el negro y el verde, tampoco se puede decir demasiado. En cuanto al sabor de las especias, es suave, no destaca tanto como en un Chai original, pero cumplen. El negro queda muy bien con leche y azúcar. El verde es, evidentemente, más suave, herbáceo y ácido. Nunca probé un Chai verde, así que no tengo con qué compararlo, pero también cumple y me resulta una variación más ligera que puede servir para refrescar el paladar.

Volveremos al té en hebras en la próxima entrada, con una variedad clásica, pero deliciosa, que nunca pasa de moda. Agradezco especialmente a mi amiga Malala por ser la mecenas oficial de esta edición.

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