Tres variedades de té verde de Inti Zen
Brief Encounter (1945) de David Lean |
Se habrán dado cuenta que, en la prosa cansada de este blog, el té negro predomina por sobre otras variedades. Hasta ahora reseñé tres tés negros comunes, un earl grey, un lapasang souchong, un assam y un té de ceylán. Mi gusto por esta variedad más clásica y de sabor fuerte no es, entonces, ningún secreto, pero ya es hora de variar un poco. Por esa razón, y porque la querida Azul me regaló dos saquitos de la marca Inti Zen a la salida del Emergente el pasado viernes, sumado a otro que tenía en casa, esta entrada se va a correr de mis preferencias usuales y centrarse en otro té que también me gusta mucho y merece su lugar: el té verde
El primero es un masala chai, un té originario de la India cuyo nombre significa "mezcla de hierbas", e históricamente se consumió como medicina antes que como bebida culinaria. Se suelen incorporar especias como cardamomo, pimienta, jengibre, canela, clavo o anís al té negro, pero también se puede hacer con té verde, como es el caso del que nos concierne en este momento. Esta versión, de la marca Inti Zen, lleva canela, jengibre y cardamomo. Es una combinación interesante: predomina la esencia herbácea de la planta del té, con las especias apareciendo más en la garganta que en el paladar, sobre todo el picante del jengibre. La canela acompaña de forma sutil y dulzona ese sabor más fresco del té verde, y se potencia la experiencia con el aroma tanto del jengibre como del cardamomo, de mayor intensidad. Es un té suave y fresco, ideal para quienes consideran al té chai como demasiado fuerte o picante, y no necesita leche o azúcar, como si suele llevar el chai negro. No suelo tomar estas variedades especiadas, pero cada tanto se me antojan por su fusión de sabores y su capacidad curativa (siento que me destapa las vías respiratorias, andá a saber si es verdad o sugestión, pero messirve el tecito como excusa).
El segundo es un matcha con limón y una fruta cítrica japonesa que se llama yuzu, a medio camino entre un limón y una mandarina. El matcha es un tipo de té verde originario de China cuyas hojas se cultivan a la sombra y luego se muelen para formar un polvo. Esta versión viene en saquitos, con las hojas no molidas pero sí más finas que los tés usuales, lo que me da la sensación de que se da por ser un matcha de corte industrial. El color es de un verde claro, más espeso y turbio que un té verde común, y el aroma es suave y ligero. Al ser cítrico, no lo mezclé con leche, como es muy popular para esta variedad. El sabor es cítrico, con una acidez y amargor más propias de ese sabor que del té, cuyo gusto queda un poco obstruido. Tiene más robustez y cuerpo que un té común, al sentirse más espeso, sin dejar de ser ligero cuando se prueba. Si bien el sabor es levemente astringente, es muy fresco. El mayor problema que pude notar es cierta artificialidad de los sabores cítricos cuando pasan por la garganta. Es una deuda pendiente probar un matcha artesanal y puro para poder contrastarlo, pero esta fue una introducción interesante.
El tercero y último es un té verde común, con cedrón y cáscaras de naranja. El aroma es el más fuerte y artificial de los tres, con la naranja muy marcada, obstruyendo el resto de olores. En el sabor se aprecia también la naranja de forma fuerte, si bien es más suave y natural que el aroma. Más allá de eso, no tiene mucha ciencia: tiene la acidez herbácea del té verde, con un acompañamiento de naranja y cedrón que no es de mi favorito, sobre todo por el sabor artificial que se aprecia en el retrogusto. Prefiero un té verde común, aunque es interesante probar estas variedades.
El orden en que escribí las reseñas da la casualidad de ser el ranking en el que coloco estas versiones del té verde de Inti Zen: primero el chai, segundo el matcha y tercero el de cedrón y naranja. Le tengo respeto a Inti Zen, aunque no sea mi marca favorita. Me gusta que tenga tantas variedades, y dentro de ellas se pueden encontrar algunos tés realmente buenos. Me acuerdo que una vuelta me regalaron una cajita con 5 o 6 tés distintos, con un saquito de cada uno, y había algunos que me encantaron. Agradezco mucho a Azul por haber pensado en mí para regalarme estos tecitos y le dedico esta reseña. Espero poder actualizar el blog más seguido, aunque lo veo difícil.
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