Presentación + Gold label de Sainsbury
El tesoro está escondido bajo una gran T |
La idea de armar un blog en el que reseñara los distintos tipos de té con los que me topo en el día a día siempre se presentó como un chiste tonto, material de tuit de no más de 15 likes, un lugar donde fusionaría mi tendencia a hacer una enciclopedia de las cosas que me gustan, mi gusto por la escritura y mi gusto por ser insoportable. Pero, realmente, siempre tuve el deseo genuino de volverlo realidad. Una forma directa y dislocada, aunque un tanto solemne, de compartir una pasión tan mundana como lo es el fervor por una bebida que se hace sumergiendo unas hojas de una planta específica en agua caliente. De ahí nace este blog, dedicado a nuestra querida camellia sinensis, propulsora de imperios y protagonista en motines, símbolo identitario para culturas enteras y virreina, en popularidad, de las bebidas en todo el mundo, tan solo por detrás del agua; y cuyo nombre científico es apropiado por quien escribe para nombrar al susodicho blog Sin camelias, referenciando la película de 1955 de Michelangelo Antonioni La dama sin camelias, que a su vez referencia la novela La dama de las camelias de Alexandre Dumas hijo.
De una forma poco reflexiva y que, probablemente, acabe abandonando con el tiempo, aun sea por puro olvido involuntario, decidí dividir las entradas del blog en tres categorías:
1. Té que tome en mi casa, ya sea en saquitos o hebras, nacional o importado, comprado en supermercados u obsequios de gentes varias. La idea es reseñarlos a partir del consumo prolongado y estable de los mismos, acostumbrándome a sus sabores y experimentando, por ejemplo, formas de prepararlos en tanto intensidad.
2. Té que tome en cafeterías, bares, casas de té, etc, o bien casas ajenas. Variedades de té poco comunes o que son más difíciles (o más caros) de conseguir domésticamente. Quizás la sección más interesante de las tres, al existir sabores que pruebe una sola vez, o que compare distintas variedades entre distintas marcas. Junto a ello, el agregado de confeccionar un mapa personal y transferible de las posibilidades de tomar un buen té en la ciudad y provincia de Buenos Aires.
3. Té del recuerdo, té que probé alguna vez y, por diversas circunstancias, es imposible o muy difícil que pueda volver a probar, y reseñados desde la imprecisa melancolía de la memoria, vistos a través del espejo polvoriento del pasado. Reseñas impresionistas, quizás falsas, poco veraces, pero sumamente excitantes por esa misma razón.
Dicho esto, doy por inaugurado este ridículo espacio de tecitolovers con mi primer reseña. El té elegido es el té negro en hebras Gold label de Sainsbury, una cadena de supermercados británica y que fue un regalo de mi tío de cuando viajó a Inglaterra. Según la página oficial del producto, la bolsa de 250 gramos cuesta 1,8 libras, por lo que se puede considerar un té genérico y accesible. Al ser un producto fabricado por una empresa que no se dedica exclusivamente al té, el packaging es bastante reservado en cuanto a información: no hay datos de intensidad, grado de oxidación, origen de las cosechas, qué tipo de blend es. De hecho ni siquiera dice que es té negro, parece darse por sentado.
Lo cierto es que es un té negro común, típico del desayuno británico. Las hojas, al contrario de otras variedades, no están enteras, sino que son como picadas, prácticamente igual que lo que nos encontraríamos si abrimos un saquito (aunque sigue siendo té en hebras, no como el de otras cadenas de supermercados británicas, como Tesco, que es té granulado. Ya hablaremos de él). Para conservarlo mejor que en la bolsa, yo los paso a unas latas en donde venían tés anteriores. En seco, la carga aromática no es muy alta. Tiene el aroma malteado de cualquier té negro, pero no es demasiado profundo.
A mí me gusta el té fuerte, así que para prepararlo vierto cuatro cucharadas cargadas en la tetera (una por taza) y lo dejo reposar un poco más de lo común, entre 5 y 10 minutos, hasta que quede bien oscuro. Al igual que el aroma, el sabor es suave y ligero, no posee un amargor muy marcado. El sabor malteado es muy leve, y se reemplaza por algo que me da una sensación más floral y que no le iría mal una cucharada de azúcar, para potenciar esa esencia más ligera. Para ser un té negro, en mi opinión, es excesivamente suave. Si tuviera una marca de intensidad, siguiendo el formato de Twinings de dar valores sobre un máximo de 5, probablemente tendría un 3 o un 2 1/2. Supongo que la línea "gold label" está pensada con un sabor más refinado, a comparación de la otra variedad de la misma marca que también tengo, la "red label". Pero, para ser un té de supermercado, algo para tomar todos los días, cumple su cometido. Ideal para quienes huyen de sabores intensos y prefieren el té dulce, y bastante conveniente para acompañarlo con limón.
Sainsbury's gold label |
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