Té rooibos con cáscaras de naranja de Inti Tea
Seinfeld |
No puedo creer que pasé 23 años de mi vida sin ver Seinfeld. Mi reciente descubrimiento de la serie ha elevado mi serotonina y mi calidad de vida a niveles insospechados, diría que a máximos históricos. En general no tengo mucho interés por ver series, porque siento que me sacan tiempo para ver películas. Pero aprovechando que estoy de vacaciones hasta la semana que viene, estos últimos meses me dediqué a adentrarme en esa sitcom. Qué buena decisión, realmente es brillante, el capítulo del estacionamiento es mi favorito hasta ahora.
Ustedes se preguntarán: ¿Qué tiene que ver Seinfeld con el té? Nada, responderé yo, pero tenía ganas de hablar de eso porque es mi blog. Como está lloviendo y bajó la temperatura, vuelve el blog de té con una nueva reseña, continuando con las variedades de la caja de té que me regalaron para mi cumpleaños hace unos meses. El que toca hoy es una versión del famoso té rooibos con un agregado de cáscaras de naranja.
El té rooibos es, en realidad, una tisana, es decir, una infusión similar al té en su sabor y propiedades, pero que no proviene de la planta del té camellia sinensis. Esta tisana se elabora a partir de la oxidación de un arbusto sudafricano, muy popular por esa región. Por su color anaranjado oscuro se lo conoce también como té rojo, aunque no es lo mismo que el té rojo chino pu-erh, el cual no tuve oportunidad de probar todavía. Primero lo probé solo, obteniendo un sabor y aroma indudablemente cítricos, por la cáscara de naranja, pero también algo dulce, no llegando a ser malteado pero sí con un sabor robusto y meloso similar al de la azúcar rubia. Es ligero y fresco, la naranja acompaña muy bien un sabor de fondo que no pude probar todavía en un rooibos original, pero que se ve que queda muy bien acompañado de frutas ácidas, como la naranja o los frutos rojos. Luego, lo probé con leche y azúcar, como se suele tomar en Sudáfrica. El color es curioso, un naranja pastel muy claro. Y el sabor es, francamente, delicioso. El dulzor obviamente se intensifica, pero también su sabor. La grasitud de la leche anulan un poco el ácido de la naranja y potencian un ligero amargor de fondo, pero que cede ante el dulzor cremoso que repleta el paladar.
La existencia de un blog de té parece ridícula ante los ataques avasallantes del gobierno sobre nuestras condiciones de vida. Todo ocio parece ridículo frente a las barbaridades que se dicen todos los días. Como si nuestra vida tuviera que volcarse al repudio constante de las atrocidades que realiza un gobierno hambreador, antiobrero y cínico. Lo importante que tenemos que pensar es que la lucha, la militancia, el activismo o como quiera llamarse tiene que ser parte intrínseca de nuestras vidas sin olvidarnos del derecho al ocio por el que luchamos. Si quieren que nuestra vida sea del trabajo a la casa y de la casa al trabajo, maximicemos el derecho a protestar y a disfrutar de la vida. Tecito y cacerola, la lucha es una sola.
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